Los adolescentes que en aquel entonces (año 2000) tenían escasos e inmaduros 15 años, en este año par estarán cumpliendo 25 años, 10 años de enseñanza y experiencias, y sobre todo de hacerse conscientes del México que se les estuvo construyendo durante los últimos 20 años.
En días pasados escuchaba en la radio a un comunicador que ponía en la mesa el tema de la juventud y la importancia que este grupo poblacional representa para cualquier país, comentaba aquel personaje que los cambios que habían ocurrido en el lejano país de Corea, específicamente con respecto al apoyo prestado este grupo (juventud), sus gobernantes y sobre todo la sociedad en general habían apostado por la mocedad (entiéndase esta etapa desde los 15 a los 29 años, por no ser tan rigurosos); para entonces la periodista le preguntaba el éxito de dicha decisión y, obtenía por respuesta que a partir de dicha disposición el país se ha visto en un contundente crecimiento, pasando de ser una nación empobrecida a ser una de las protagonistas económicas y de influencia política para aquella zona del planeta. A lo que la periodista llevó al personaje a la siguiente pregunta: ¿qué podemos hacer en México para emular dicho progreso?, aquel intrépido le contestó con otra pregunta: ¿de qué manera esperas que sea México para el año 2030?
El apostar por la juventud en este tiempo es como el cambio se puede producir, la queja estará siempre al borde de los labios, en las páginas y mensajes de las redes sociales de internet, en las opiniones de los diarios nacionales e internaciones, en la tinta de las plumas “expertas” en temas de política; pero, ¿qué soluciones tenemos a la par de las reprimendas hacia la cúpula de gobernantes, o la sociedad en general? Acudo a la trillada pero real frase: “la solución para las nuevas generaciones está en nosotros”. La juventud que hoy cumple la mayoría de edad, para el año 2030 estarán cumpliendo ya casi 38, y los que hoy tienen 15 reclamarán en aquel pronto futuro el porqué nunca decidimos promover una reforma estructural en nuestro país, podemos hacer mucho, demasiado, la juventud es motor y fuerza de la ciudadanía, sí quejémonos, pero por cada queja presentada, expongamos 3 soluciones; y sí, también lo creo firmemente, México puede “recuperarse” y reinventarse de estos 10 años, 10 años de sucesos, 10 años que se pueden traducir en aprendizaje.
Dice Erikson*: <
*Psicólogo estadounidense de origen alemán, destacado por sus contribuciones en psicología del desarrollo.
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