PENSANDO Y ACTUANDO

EL ABISMO QUE SEPARA EL LADO DE OPINAR FRENTE AL DE ACTUAR MUCHAS VECES ES INMESURABLE, LA UNICA MANERA QUE PODEMOS REDUCIR DICHA DISTANCIA ES...

sábado, 20 de noviembre de 2010

RE-EDUCAR



En un reino lejano, abundaban las serpientes cobras. Los fakires las hipnotizaban y haciéndolas danzar se ganaban la vida. Un niño imprudente se creyó fakir y trató de encantar a los reptiles. Estos lo picaron, quitándole la vida. El rey al enterarse de esto, ordenó:”¡Desde hoy, bajo pena de muerte, se prohibe hipnotizar a las cobras!” Y es así como los fakires profesionales se murieron de hambre.


COMENTARIO.- El ser humano tiene niveles diferentes de desarrollo espiritual. Lo que es mortal para unos puede ser vital para otros. La prohibición nunca engendra una solución. Es mejor educar que impedir.

Tomado de: PLANO CREATIVO

lunes, 15 de noviembre de 2010

OLOR A INCERTIDUMBRE


La tarde paso sin respiro; me atreví al final de cuentas a meter la mano en el baúl de los recuerdos; ese baúl que en la esquina permaneció empolvado, rojizo e inmutado. Me desesperaba el olor húmedo que despedían los pedazos de lecturas, poesía y fotografías que hay guardaba, ni siquiera recordaba qué más permanecía en esa caja.

Me ahogaba por escribir prosa, poesía o una pavada; por juntar esos recortes de nostalgia como rompecabezas inmenso de la memoria. Imágenes en blanco y negro, otras grises afectadas por el tiempo, que le terminaron dando un toque de profesionalidad, adquirido por las simples circunstancias, circunstancias inútiles que transforman el presente en mero desquite del recuerdo.

El olor se hacía rancio en segundos, observa las imágenes que resaltaban, recuerdos y recortes de una vida incierta, de un pasado retratado, de voces que revivía en mi rezago. Viajes, visitas, notas y cartas; el tiempo había pasado, la vida se había detenido, sin intención de agravio, pero lo tomaba como rescate en el inmenso frio; fría el alma se quedaba al notar que el futuro avanzaba, avanzaba aunque aún no había llegado, había tomado un rumbo incierto, sin haberlo dilucidado; de algunas notas rescataba pedazos de recuerdos, nostalgias, lágrimas y versos, al hermano, al vecino, a mi madre y al desconocido.

La tarde desplegada un horizonte pardo como los olivos, un olor a cedros y viandas de vino, un sol candente que moría como las aves y sus nidos, el canto de un cuento sin sentido; la tarde se moría, el sueño reanimaba el camino seguido, un recorrido camino que se escondía en los bosques de ignominia; sin duda la vida ya no es la misma, no sé a dónde voy ni de dónde vengo, peregrino del recuerdo y esclavo de lo incierto. Cierro el baúl, y el aroma se apodera del recinto, huele a incertidumbres el recuerdo.

ASC//asc

IAMGEN DE: Zsolt Zsigmond