Que si estás o no llegas a estar, estrás, las circunstancias cierran puertas y otras las dejan de par en par.
El tiempo y el espacio han sido compartidos y hemos coincidido en las líneas de X y Y, ya sea con besos, caricias o miradas.
Tú me miras, yo te pago con la misma moneda, se entrelazan las pupilas con el matiz de la mañana.
La piel áspera de mis manos se enreda en la delicia y lo suave de las tuyas; mi cuerpo cual cóncavo, se inyecta de lo convexo con el tuyo.
Obscuridad de la noche me ha arropado, como tus brazos eternos en aquellos encuentros que permanecen efímeros en el tiempo, pero permanecen eternos en el recuerdo.
Tu boca suave, tus manos tersas y tu piel que se apodera de mis manos, dueño es tu aroma de mi olfato, te huelo y te percibo en el sueño más profundo de la madrugada.
Poesía que se extiende como tus caderas en mis ojos, que exploran y conquistan tus colinas, me atrevo a la aventura, apreciarte es mi anhelo, tocarte es atreverse a perderlo todo y ganar el paraíso; deleite que pinta lo efímero, la mañana amenza con traer la luz del sol que no deseo porque la luz de tu mirada me ilumina.
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