CARTA A MI PADRE
Padre: cada vez que veo tanta gente culpando a sus padres por lo que está mal en ellos, quiero darte gracias por todo aquello que está bien en mí... Te amo papá.
Te escribo hoy, porque además de que le añadís un año más a tú historia, simplemente porque eres especialmente un hombre de carácter. Porque este homenaje te lo mereces hoy que respiras y no mañana que no estés.
Hoy te recuerdo y me provoca felicidad el hacerlo, te viví desde pequeño; tu afición por la lectura, ha servido de ejemplo para crear ese hábito tan invaluable, cuando escuchabas y catabas a Javier Solís, te gusta el cine además, tu risa siempre limpia y sincera, (rasgo que conquistó a mi madre); aquel viaje a Guerrero cuando pasó el terremoto del 85; recuerdo que te lloraba cuando te ibas de la casa de mi abuela y no te veía; esas tus historias de vida admirables, tus sufrimientos y trabajo duro desde joven.
Sería hipócrita si tan solo mencionara los momentos de felicidad. También recuerdo aquella etapa de tu vicio con el alcohol, fueron instantes difíciles; un día de septiembre del 98 casi nos abandonas debido a riñas por el maldito vicio; recuerdo aún cuando alguien toco a la puerta de la casa, ya casi al anochecer anunciándonos que ya habías fallecido, una fuerza de tristeza y de dudas por el futuro invadió mi corazón, bendito Dios que fue una falsa alarma; te recuperaste, te recuperamos; mi madre siempre a tu lado en cada batalla, en cada momento ya fuesen dulces o amargos, reluciente ejemplo de amor.
Tus risas siempre inundan la casa, o donde quiera que te pares y con quiera que estés ese humor tan expresivo te caracteriza, gracias por esa herencia.
Tu frente amplia, cabellera cada día más canosa, sonrisa alineada, manos que algunas veces las dolencias buscan doblarlas, ¡no te amedrentes padre viene lo mejor!, tus piernas casi lampiñas, y aquella cicatriz de una quemadura, y otra cicatriz más (donde según tú te había mordido un tiburón) jajaja, nariz pronunciada, ojos negros poco expresivos, tus abrazos furtivos, eres hombre de pocas palabras…
Mientras escribo no puedo olvidar la vez que nos despedimos, por la partida de Daniel y mía de vuelta a nuestro país, te vi llorar, en medio de la obscuridad de tu cuarto, en cuanto me di la vuelta no me pude contener, y se repiten la lágrimas mientras plasmo estas líneas, pero con un nuevo tenor de felicidad porque eres un hombre admirable, simplemente mi padre.
Gracias padre, porque a pesar de las broncas tan fuertes nunca diste ejemplo de agredir a mi madre o de pretender irte de casa; eso nos ha mantenido con un equilibrio espiritual y moral a mis hermanos y a mí.
Cuando volvías de tu trabajo (el de Temazcal) siempre nos traías algo, lo que fuese nos hacía feliz como hermanos. Tal vez, algunas veces te ganaba el miedo del desafío de la vida, pero mira, excelente ejemplo que me has delegado, trabajar y vivir la vida con humor no importando los impases y vicisitudes con ello acarrea el diario existir.
Agradecido estoy porque nunca nos infundiste temor por enfrentar la vida, siempre hemos tenido de ejemplo la aventura y el trabajo constante, luchando por los ideales, nunca nos negaste lo que pedíamos cuando podías darlo; hoy te recuerdo con más frescura: sentado en tu mecedora leyendo el periódico del día…
No sé si te sientas orgulloso de mí, pero he tratado de hacer lo mejor posible, aunque a veces siento vencerme, tu ejemplo de lucha por vivir y por ser mejor me sigue empujando con mucha fuerza.
Ánimo padre, sigue alegrándonos e inspirándonos con tu presencia; eres de las cosas que jamás pasaran de moda, y verás que la historia te absolverá…
Y como en algún momento lo dijo Ruth Renkel: A veces el hombre más pobre deja a sus hijos la herencia más rica. Gracias papá por la herencia eterna…
ASC//asc…agosto diez del 2010.